TENDENCIAS CRIMINALES
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En cuanto a las diferencias de sexo, no es muy fácil encontrar información acerca de las estadÃsticas o estudios que favorezcan la comprensión de las diferencias que se encuentran en este fenómeno en relación a si su sexo es femenino o masculino, probablemente porque es difÃcil categorizar las tendencias criminales de las personas por géneros; sin embargo en un artÃculo publicado por Gutierrez, M. sobre las mujeres en la criminalidad, afirma que, quedan más dudas que respuestas por resolver en la investigación de las mujeres en el crimen, por ser un fenómeno poco estudiado, deja las cifras de la proporción de mujeres capturadas, en relación con hombres, en el año 2007, que fue de 9,64% según la PolicÃa Nacional. Sin duda un porcentaje bastante bajo para las mujeres en comparación de los hombres, que nos puede sugerir que hay más predominancia en hombres que en mujeres, aunque el mismo artÃculo expone que hay diversas (posibles) causas por las que este porcentaje no aumento mucho, como la pena de los hombres para denunciar el maltrato de una mujer, entre otros.
PODEMOS DECIR QUE...
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Las relaciones de género son también relaciones de dominio y, por lo general, los varones monopolizan las posiciones con mayor poder y prestigio. Los primeros estudios sobre género y crimen sugieren que las mujeres están sujetas a una serie de presiones y premios para aceptar las reglas mientras que los hombres tienen mayores oportunidades de soslayarlas (Mawby, 1980 en Andrucciolli, 2002.)
El hombre tiende a mostrarse más agresivo que las mujeres, las hormonas masculinas -la testosterona- ha sido objeto de estudio en la conducta violenta. James Dabbs (1995) estudió 4,4462 sujetos masculinos encontrando una alta incidencia y correlación entre delincuencia, abuso de drogas, tendencias hacia los excesos y riesgos, en aquellos que tenÃan niveles más altos de lo normal y aceptable en la testosterona.
Rachel Gittelman (1995) sostiene que varones hiperactivos muestran una tendencia alta de riesgo a entrar en conducta antisocial en la adolescencia. Esta tendencia es cuatro veces mayor a la de jóvenes que no son hiperactivos, y parecen tener historiales de más incidentes de arrestos, robos en la escuela, expulsión, felonÃas, etc.


Desde comienzos de los años 70, la posición desigual de la mujer en la criminologÃa, como vÃctima o como autora de delitos, pasó a ser objeto de atención por parte de la criminologÃa. En pocos años las criminólogas feministas produjeron una vasta literatura, dirigieron la investigación criminológica a temas especÃficos que aún no habÃan sido tratados por esa disciplina e influyeron enormemente en su desarrollo
Temas como la falta de protección de las mujeres dentro del sistema de justicia penal frente a la violencia masculina, la baja tasa de incriminación femenina, asà como sus formas de criminalidad (aborto e infanticidio), dejaron de ser marginales e ingresaron al centro del debate (Baratta en Birgin, 2000:39).

Ellas son capaces de asesinar a sus compañeros sentimentales, a personas extrañas, o pueden ser asesinas en serie (Arango & Guerrero, 2009). La información empÃrica dice que ellas producen la mayorÃa de los homicidios de lactantes y niños, la mayor parte de los malos tratos fÃsicos a niños y la cuarta parte de los abusos infantiles (Arango & Guerrero, 2009). También ejercen violencia contra hermanos y ancianos. La mujer, en la comisión de sus delitos, refleja su socialización porque sus conductas delictivas están asociadas con caracterÃsticas sociológicas y con el papel que desempeña dentro de nuestra sociedad y cultura (González, 2008). Su perfil de personalidad muestra un estilo trasgresor activo, similar al de los varones y con alteraciones emocionales más severas que las detectadas en adolescentes con manifestaciones clÃnicas. El estudio es congruente con los hallazgos internacionales sobre delincuencia juvenil (Vinet & Alarcón, 2009) que pueden predecir actos delincuenciales futuros (Vandiver, 2010).



JEAN PIAGET

Jean Piaget, reconocido psicólogo y biólogo Suizo quién aportó importantes teorías sobre la infancia y el desarrollo de la inteligencia, destaca en su teoría del aprendizaje que el niño entre los 2 y 7 años de edad se encuentra en la etapa pre operacional, la cual se caracteriza por un aprendizaje por imitación.
En esta etapa, el niño es incapaz de hacer comparaciones, de establecer diferencias.
Si tomamos esto en cuenta, es fácil llegar a la conclusión de que un niño a los 7 años carece de muchos recursos para tomar decisiones.
Para Piaget, entre los 7 y 12 años el niño se encuentra en la etapa de las operaciones concretas.
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Según este autor, a esta edad su pensamiento se va volviendo más lógico, pero sigue siendo fantasioso.
Finalmente, no es sino hasta la edad de las operaciones formales, es decir entre los 12 y los 18 años, que el ser humano se vuelve más analítico y racional, razona sobre lo real y lo posible


No permitir ni propiciar el acceso a juguetes bélicos Los juguetes y los juegos bélicos son el camino más fácil para mostrarle al niño la permisividad con la violencia, la agresividad, incluso con el crimen y la maldad.
No son tiempos sencillos y sabemos que los niños pueden ser fácilmente engañados si desde casa permitimos que se identifiquen con armas de juguete y que simulen roles de criminales; aunque parezcan juegos inofensivos, ¡no lo son! Lo que está sucediendo es que se está formando un niño con una personalidad antisocial, capaz de agredir e incluso matar en el futuro, un futuro tal vez no muy lejano.
